Frecuentemente, nos enfrentamos a situaciones cotidianas que requieren de toda nuestra capacidad de adaptación. Desde crisis de pareja, pasando por dificultades y cambios en el ámbito laboral, hasta duelos y otras situaciones que implican importantes ajustes. En estos casos, necesitamos emplear estrategias que nos faciliten continuar desempeñándonos con normalidad en las diferentes facetas de la vida. No obstante, en algunas ocasiones las habilidades que hemos desarrollado no parecen ser suficientes para lograr una respuesta efectiva ante el estrés. Entonces, ¿cómo distinguir entre una reacción vivencial normal y el momento en que se hace necesario buscar ayuda profesional? A continuación, exploraremos algunos aspectos a considerar:
- Interferencia en las actividades cotidianas (trabajo, vida familiar, personal)
En general, una reacción vivencial normal no debería afectar sobremanera la capacidad de continuar realizando nuestras actividades cotidianas. Por lo tanto, si tu malestar no te permite hacer tu trabajo con normalidad, o interfiere notoriamente en el desarrollo de tus responsabilidades familiares y otras actividades y relaciones, es una señal de alerta.
- Persistencia o Duración:
Si percibes que tienes un malestar emocional que se encuentra presente la mayor parte del tiempo, que persiste durante días o semanas, independientemente de las actividades que estés ejecutando o de su causa, debes estar atento a la posibilidad de estar sufriendo una sintomatología que esté fuera de los límites esperables en una reacción normal.
- Intensidad:
La percepción de que la sintomatología es particularmente difícil de tolerar se relaciona con los aspectos anteriormente mencionados. La intensidad de una emoción, sentimiento u otro estado afectivo frecuentemente puede llegar a afectar el normal funcionamiento de la persona que lo sufre.
- Vida Social:
La afectación de la vida social, ya sea por aislamiento o deterioro de tus relaciones interpersonales, es una señal de alerta para tu salud mental. Lo anterior puede estar dado por cuadros ansiosos, trastornos del ánimo, síntomas psicóticos, alteraciones de los rasgos de personalidad, entre otros.
- Trastornos del sueño:
Las alteraciones del sueño pueden constituir un trastorno en sí mismos, o bien ser un síntoma de alguna patología de salud mental u orgánica. En caso de presentar dificultades para conciliar el sueño o despertar precozmente, tener sueño interrumpido, o este es poco reparador, asociado a somnolencia diurna, es recomendable acudir a un especialista.
- Inestabilidad emocional:
Los cambios bruscos y reiterados en las emociones, como la tristeza intensa, la irritabilidad, agresividad, angustia, entre otros, en especial cuando se dan de manera intensa y desproporcionada a los estímulos que las gatillan, son síntomas de que algo no anda bien en el plano afectivo y se recomienda observarlos como otra señal de alerta.
- Pensamientos de muerte y suicidas:
La falta de deseo de continuar viviendo, la sensación de un vacío existencial, o francamente pensamientos recurrentes de muerte o suicidas, son claramente signos de que necesitas ayuda profesional. En este sentido, puede ser necesario consultar a la brevedad posible al centro de salud más cercano y hablar con alguien de confianza.
Además de las anteriores, existen muchos otros síntomas y signos de alerta por los cuales puede ser necesario comunicarte con un especialista en salud mental, ya sea psicólogo o psiquiatra. Dentro de ellas se encuentran las alucinaciones, pensamientos obsesivos, compulsiones, pensamiento enlentecido o acelerado, preocupación excesiva y persistente, alteraciones en la concentración y memoria, cambios en el apetito y peso, entre muchos otros. En general, cualquier percepción persistente de malestar psíquico puede ser objeto de una evaluación con vistas a confirmar o descartar un eventual trastorno de salud mental. Muchas veces la sola presencia de uno de estos síntomas no es suficiente para configurar una patología, pero de todas formas, en estos casos, siempre la recomendación es buscar ayuda con tus seres queridos y consultar con un profesional.